Por José María Posse

Abogado, escritor, historiador

“Pálida tez, suave y fina/ boca a reír preparada;/ húmedos labios… y en todo,/ dulzor de sabrosa caña…/ dulzores de ella fluyendo/ en cadenciosa palabra,/ si hablaba, sencilla y buena,/ la randera tucumana. Entre las manos ligeras/ pasaba, sutil, la malla…/ La aguja, en ella, al antojo/ bordaba cosas soñadas…/ y luego, piadosa y triste,/ con randa altares ornaba/ -para que el novio volviera-/la randera tucumana (…)” (fragmento de la poesía “La randera tucumana”, por Amalia Prebisch.

Textil

La randa es un textil típico de las antiguas tejedoras tucumanas cuyos orígenes pueden rastrearse al menos cuatro siglos en la historia de nuestra provincia.

En sí es una malla bordada tejida por empeñosas mujeres, cuyo último reducto se encuentra en la zona de El Cercad”, en Monteros, lugar del más antiguo asentamiento español en estas tierras. Como a ellas les gusta repetir, con sus hilados van mostrando un modo de representar mundos idos, lo que le otorga una particularidad única a su arte.

Al decir de la doctora Alejandra Mizrahi: “corporalidad, materialidad y hábitat. En lugar de un orden lineal, se abre un recorrido radial. Empezando por cualquiera de estas tres dimensiones invita a experimentar la randa sin almidonar su relato”.

Lo cierto es que la randa es un “Patrimonio Cultural Inmaterial” de nuestra provincia. Su origen puede rastrearse en España en la zona del mediterráneo, pero también en Galicia, donde el arte de las Palilleiras en la ría gallega de Camariñas, se pierde en la noche de los tiempos, siendo un tejido muy típico de esa zona de la Coruña.

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Es un tipo de encaje de bolillos, una artesanía tradicional que se realiza con agujas y hilos, formando una red de nudos que se borda. Su origen se remonta a la época de la colonia, cuando se introdujo en la zona por las Damas Castellanas que acompañaban a los colonizadores españoles. Aunque algunos historiadores sugieren raíces en los Países Bajos o Alemania, se desarrolló y floreció en Camariñas, convirtiéndose en un símbolo de identidad y patrimonio cultural de la región.

La continuadora

La profesora Amalia Prebisch fue, sin duda laguna, quien logró salvar el tradicional tejido de su desaparición, gracias a su ardua dedicación en conservar el arte de la randa, en una tarea titánica que merece ser reconocida. ¿Quien fue doña Amalia y que significó para sus contemporáneos?

Fue una ejemplar representante de las mujeres de la Generación del Centenario; admirada por hombres de la talla de Juan B Terán, Ernesto Padilla, Ricardo Jaimes Freyre y Julio López Mañán, quienes vieron en ella un talento literario extraordinario, que se canalizó en el estudio y difusión de nuestra cultura identitaria.

MANOS EN ACCIÓN. Cuidado, dedicación y detalle en cada randa.

Hogar culto

Nació el 26 de septiembre de 1889, en el seno de un hogar en el que se inculcaba el estudio de las diferentes ciencias del quehacer humano. La biblioteca familiar estaba repleta de libros de los géneros más variados. Esto despertó en ella el interés por el estudio pormenorizado de los grandes clásicos de la literatura universal.

Fue alumna de la Escuela Normal, institución en la que obtuvo el título de maestra. Allí fue discípula de Miguel Lillo en el laboratorio de química. Promovía entre sus alumnas el hábito de la lectura como forma de enriquecer la cultura en las jóvenes generaciones. Su objetivo fue que los libros tuvieran una trascendencia práctica en la formación de sus pupilos, especialmente de las mujeres.

La intelectual

Recibió la influencia literaria de Jaimes Freyre, siendo asistente frecuente a sus clases y disertaciones. Por entonces, el mencionado, junto a Terán y López Mañán escribían en la revista de Letras y Ciencias Sociales, acaso la más importante en su género en América del Sur y una de las más prestigiosas en lengua española.

PARA QUE NO SE PIERDA. Una labor que tiene continuadoras.

Amalia Prebisch se formó intelectualmente colaborando estrechamente con estas destacadas personalidades de la cultura. Su carrera fue extensa y rica en contenidos, propulsando, de esta manera, el rescate de las tradiciones y la esencia de la tucumanidad.

La randera

En 1915 escribió el famoso poema “La randera tucumana”, celebrada por entonces, como una joya literaria a la que el folclorista Andrés Chazarreta le puso música y la difundió por todo el país.

En el poema, la autora destaca el arte tradicional de cuatro siglos, rescatando e inmortalizando las costumbres que iban desapareciendo por no tener continuidad. Pero allí no finalizó su obra, sino que promovió desde su cátedra, el tejido de las randas en las escuelas de manualidades como forma de evitar que desapareciera este arte ancestral.

El gobernador Ernesto Padilla, conmovido por el poema, organizó un concurso provincial de tejidos y bordados, del que participaron randeras de todo el norte argentino. Ello dio nuevo impulso a la actividad, especialmente en la población monteriza de El Cercado, donde hasta la fecha, el tejido de la randa constituye un baluarte económico y cultural. Colaboró también con Padilla en despertar el interés por el estudio y recuperación de nuestras tradiciones, en el marco de las celebraciones por el Centenario de la Independencia Argentina.

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Otros de sus poemas destacados fue El Menhir, significando la importancia del descubrimiento arqueológico realizado por Ambrossetti, en Tafí del Valle. La escritora tomó como eje de su obra la escritura sobre lo autóctono: le cantó a la naturaleza, a los árboles, a los pájaros, a la flora y a la fauna de Tucumán y el noroeste argentino. Dejó un exquisito legado, de gran riqueza y giros literarios únicos.

La docente

Tuvo una larga y prominente carrera, desde la cátedra universitaria de Metodología y Práctica de la Enseñanza, y es recordada como una de las mejores docentes que tuvo Tucumán en su historia. Se casó en 1919, con el Dr. Adolfo Piossek, reconocido jurisconsulto, quien fue rector de la Universidad Nacional de Tucumán. De su unión nacieron tres hijas: Amalia, Lucía y Teresa, todas ellas grandes personalidades de la cultura, la filosofía y de la historia de nuestra provincia. Falleció el 15 de junio de 1979, dejando un legado imperecedero que quedará enclavado en la cultura tucumana en los siglos por venir.

Continúa

Observando que las randeras Del Cercado iban desapareciendo por el inevitable paso del tiempo, un grupo de mujeres de la zona, bajo el impulso de Alejandra Mizrahi y con la colaboración inestimable de Marcela Sueldo y Margarita Ariza, comenzaron a dictar talleres para así poder preservar el arte para las actuales y futuras generaciones. Es de destacar la impronta de la profesora Sueldo, quien realiza actualmente talleres de randa abiertos a los visitantes en galerías de la Casa Histórica, Museo Nacional de la Independencia; allí los turistas se maravillan con éstas artesanías únicas, tan típicas de nuestro viejo Tucumán.

EXPRESIÓN ARTÍSTICA. El resultado del trabajo de las randeras sorprende a los turistas que visitan la Casa Histórica.

Nota: esta biografía fue realizada sobre la base de una entrevista realizada a la profesora Teresa Piossek Prebisch de Lindholm, hija de Amalia, cuyo nombre queremos dejar también consignado aquí.